23 junio, 2018
«Hulka», de Dan Slott

Una de las alegrías que me ha dado Panini este año ha sido la reedición de la etapa de Hulka que se marcó Dan Slott en los 2000. Material de primera, amigos.
No soy ningún experto en el mundo de los superheroes, que quede claro. Realmente me considero un iniciado, sin embargo siempre he tenido predilección por el personaje de Hulka. Ya de pequeño leí algún tebeo de la etapa que hizo Jonh Byrne de la mujer verde; recuerdo que me dejó turulato la frescura y la comedia que tenían. Aprovecho también para recomendar el TOMAZO que de la etapa de Hulka de Byrne, oro molido.
Allá por 2004, Dan Scott cogió el testigo de Byrne y se marcó una etapa colosal de la amazona verde. Una etapa que por primera vez se recupera en un solo tomo y que me parece de las colecciones más originales y diferentes que he leído de Marvel. Tenemos aquí una serie divertidísima en la que Slott le da una vueltita al personaje; Hulka pasa así de ser una serie sobre superheroes a ser una serie de abogados al más puro estilo Ally McBeall (pero con gracia). Y es que recordemos que Hulka es abogada, y de las buenas.
Debido accidente que Hulka sufrió en la etapa de Byrne firmó antes de comenzar su andadura como responsable del personaje, le resultaba imposible volver a su cuerpo original, el de la abogada Jen Walters. Pero después de los que sucedió en la Zona Roja de Geoff Johns, y de nuevas revelaciones, Slott volvió a permitir que Walters y Hulka intercambiaran cuerpo a placer. Slott aprovecha esta nueva situación y la explota en su serie a las mil maravillas.
La serie comienza cuando Hulka es expulsada de Los Vengadores por ser demasiado fiestera. Por suerte un bufete de abogados especializados en derecho sobrehumano solicita sus servicios. Así en esta serie Hulka deja un poco de lado los mamporros y se convierte en una abogada encargada de representar a algunos conocidos héroes y villanos y luchar por ellos en rocambolescos juicios. Así veremos a Hércules demandado por romperle la cara al típico villano cutre de turno, o a Spiderman denunciando a J.J. Jameson por difamación. Al igual que una serie de abogados al uso, esta saga está formada en gran parte por capítulos autoconclusivos que te dejan buen sabor de boca y que no puedes dejar de leer. Un delirio muy divertido.
Dan Slott retoma el punto de metacomic que Byrne otorgó a Hulka en su etapa; en este punto le da una vueltita adecuándolo a la profesión de picacpleitos de la superheroína; así la vemos rebuscando viejos tebeos de Marvel, utilzándolos como base legal para apañar juicios y cambiar las reglas a su antojo. ¡Un punto extra para ti, Dan!
Además de algunos personajes de sobra conocidos del mundo marvelita, a Hulka le acompañan en esta serie un pequeño número de secundarios que son tan idiotas como sumamente divertidos y entrañables, y que hacen que los lectores se enganchen aún más a la serie y les cojan todo el cariño que se merecen. A destacar el bueno del Asombroso Andy, un enorme robot que lleva siempre una pequeña pizarra donde escribe; merecería una serie para él solito.
A los lápices se encuentran dos reputados dibujantes: Juan Bobillo y Paul Pelletier con dos estilos completamente distintos; Bobillo goza de un estilo más desenfadado que casa a la perfección con el tono de la serie. Por otra parte el estilo de Pelletier es más clásico; cuida más los detalles y se asemeja más al estilo canónico de Marvel; algunos le achacan que no casa con una serie cómica como esta, pero para mí da en el clavo; Pelletier nos ofrece a una Hulka más próxima a la de Byrne, que fue la que conquistó cuando era crío.
Mención especial tienen las espectaculares portadas de Mike Mayhew, dotadas de realismo y frescura; dan ganas de quedarse a vivir en ellas.
El resultado de este berenjenal es un tebeo tan divertido, original y fresco; un tebeo de fácil lectura y sin ínfulas de grandeza; y sobre todo un tebeo cargado de humor que dan ganas de ser releído con frecuencia. Y recomendable también aquellos que como yo no sean ávidos lectores de este género.
Animaos y dejaros llevar por los encantos de Hulka. ¡Viva Hulka, viva el verde!